Los pedos calientes y malolientes del conejito negro
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El reflejo en el espejo me sorprende. Ya no soy yo o, al menos, no soy solo yo. La máscara de conejo negro envuelve mi cabeza, las orejas largas se paran directamente, casi tocando el techo. Los grandes ojos vacíos me miran, dos charcos de oscuridad que parecen mirar a lo profundo de mi alma. Una sonrisa enigmática se extiende por el bozal de plástico, una sonrisa que no reconozco como mía. Sin embargo, hay algo extrañamente seductor en esta nueva identidad. Me siento escondido, protegido por una capa de misterio, libre de ser quien quiera ser. Libre de pedo como nunca antes en este video y sentirse tan sucio y salvaje como quieras que sea!
2 meses atrás
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